Mazinger Z: Caos y dinero en España

Con todos mis respetos a los dos volumenes de la Enciclopedia Mazinger Z de Aurelio Arranz editados en España por Dolmen y a la espectacular web El Rincón de Garada, he decidido aclarar aquí mis ideas sobre el puto caos que existe en España en cuanto a la edición del famoso manga de Go Nagai, Mazinger Z.

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Veamos, 1978, TVE empieza a emitir unos dibujos animados protagonizados por un gigantesco robot tripulado por un macarrilla llamado Koji Kabuto. Los dibujillos parecen causar furor entre la chavalada de la época, pero la emoción se apaga, en parte por unos padres siempre preocupados por cosas que deberían preocuparles menos, y la serie acaba tras la emisión de 24 episodios, pasando a convertirse en un icono acompañado de frases míticas como «puños fuera». Más tarde, gracias a internet y a gente a la que le gusta perder el tiempo como a mi, llega a conocerse que la serie estaba basada en un manga o comic japonés de 1972 y que constaba de mucho episodios más, 92 para ser más exactos.

1993, en España ya nadie se acuerda del robot ese de los puños salvo en los rastrillos, pero la loca de Tele 5 decide emitir la serie completa en horarios pensados por alguien muy hijoputa. No obstante, una buena base de fans que había permanecido aletargada como demonios candarianos a la espera de la pronunciación de las palabras correctas, saca sus vetustos VHS y sabe atesorar este momento.

2001, creo, con el DVD a las puertas y como resultado de la fiebre anime en VHS comenzada a finales de 1993 en España por el sello Manga Video, algo apagada ya, algún fan loco infiltrado en el mundo editorial convence a algún pez gordo con algo de memoria para que edite en VHS unos cuantos OVA’s del robot que tanto le gustaba a los niños en los 70, ¡¡y lo consigue!! Como efecto colateral, la casi monopolística Selecta Vision decide tirar la casa por la ventana y editar también el manga que inspiró la serie de TV; ese manga, cuyo tomo 1 es el que aparece en el centro de la foto de más arriba, en su edición española se componía de 5 tomos y, ojo aquí, recoge la parte del manga que se publicó en Weekly Shōnen Jump de octubre de 1972 a agosto de 1973 por la editorial Shueisha. Y digo «parte» porque el manga siguió publicándose desde septiembre del 73 a septiembre del 74 en la publicación TV Magazine de Kodansha, y eso aquí está practicamente inédito en su totalidad, si bien parece que esta edición de Selecta Visión incluye algunas de esas páginas…

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Y cuidado de nuevo aquí con la información recogida en la útil web Listado Manga, dedicada a la recopilación exhaustiva de todos los mangas editados en nuestro país, ya que califican a esta edición de Selecta como «edición original de Kodansha» cuando realmente casi todo el contenido es de Shueisha. El puto caos.

2005, creo, ejem, RBA, en una de sus pocas y locas aventuras relacionadas con el mundo del manga y el anime, vuelve a acordarse de los puñitos y los rayos fotónicos, y con un cuidado y detalle raro en esta editorial, nos publica el Mazinger Z de Nagai dibujado por Gosaku Ota, que en la primera foto es el de la izquierda. Este manga, compuesto también por 5 tomos (con más páginas), es una versión coetanea del anterior pero con un carácter más adulto y que, de acuerdo con un pequeño artículo visto en el tomo 5 de la edición de Selecta, fue publicado en la revista Boken-O. En esta ocasión la publicación es íntegra, y al parecer todo el material es de Shueisha, con lo que la información de Listado Manga sobre ella, calificándola de «edición Shueisha«, esta vez si parece correcta. Muy recomendable esta edición, por cierto, para el que quiera dejarse los dineros y a lo mejor el tiempo buscando por librerías ignotas y con un buen fondo de stock sin vender. No sabemos muy bien qué motivaría a RBA a resucitar a Mazinger, pero el caso es que se lo tomó en serio y nos publicó también Z Mazinger, una serie cuya calidad argumental y artística hace aconsejable dejarla en la estantería salvo para los completistas, los buscadores de rarezas y los afectados de síndrome de Diógenes, que cada uno elija su categoría.

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2012, llegamos al final, el robot cumple 40 años y el Saló del Comic de Barcelona cumple 30, y como guinda a todo esto, la organización decide invitar al maestro Nagai, con tantas reservas que no merece la pena ni recordárlas, y dedicar el evento a los robots. Y aquí hay negocio, señores; por un lado, Selecta Vision rentabiliza la visita del nipón sorteando su firma previa compra de productos sin salida, y por otro, Norma Editorial, decide reeditar el manga que ya publicó Selecta Visión, pero con una nueva traducción y formato, y reorganizando los capítulos para darle sentido a la historia. Y esta es la última edición, de 3 tomos y que en la primera foto aparece a la derecha, que hemos disfrutado en España, creando un caos editorial que me ha dado mucho dolor de cabeza y que aquí espero haber aclarado al menos un poco.

Ahora sólo nos queda que nos provoquen el mismo dolor de cabeza con el anime, que será muy divertido. Hasta entonces, siempre nos quedará El Rincón de Garada.

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Army de Translation

No paro de pensar en cuanto contenido desagradecido he dejado en un par de foros de internet en los últimos 10 años y que podía haber dejado en su lugar en este árido blog, y hoy lo he recordado especialmente al atender a un mensaje perdido depositado en mi pobre, en todos los sentidos, cuenta de Youtube. Este mensaje procedía de la curiosidad de un usuario que había comprado la edición en BD de El Ejercito de las Tinieblas que se puso a la venta en 2010. Dicho usuario, como buen observador, había echado en falta pequeños trozos de metraje.

Bien, pues a este tema ya le dediqué unas palabras, unas imágenes y unos videos allá en el lejano 2 de diciembre de 2010; palabras, imágenes y videos que fueron miserablemente olvidados y casi pasados por alto. Bien, pues que mejor idea que rescatarlo todo tal cual y colgarlo aquí para ayuda y consulta de cualquier interesado, así que aquí lo dejo…

Finalmente El Ejército de las Tinieblas se ha editado en España, aunque haya habido que esperar a la era Blu-ray para verlo.

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Pero, preparensé los frikis de esta película, porque hay curiosidades, por eso al lado de la edición coleccionista que se vende desde hace un par de días he puesto una copia de la edición alemana en DVD (Armee der Fisternis) que se vende desde hace milenios por dos pesetas, incluyendo el doblaje español clásico (entre otros muchos), y que me llevan a recomendar pensarse dos veces hacerse con la nueva edición española o con la antigua alemana.

Para empezar, la edición alemana incluye doblaje en cinco idiomas y subtítulos hasta morir, pero más valen unas imagenes de menús que mil palabras.

Este el menú del DVD alemán:

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Como se puede ver, en perfecto castellano; y de ahí a una foto al menú de subtítulos:

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Como decía, sólo faltan los subtítulos en mandarín.

Y ahora una foto del menú de selección de idioma del BD (que en el DVD que viene de regalo es basicamente lo mismo pero menos bonito, es decir, sin «popup»):

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Una chapucilla, la verdad, porque nunca está de más poder ver la peli en inglés con subs en inglés para que no te la cuelen o se pierdan juegos de palabras.

Pero lo más importante es lo siguiente, y es que, aunque en la edición en BD han incluido el famoso final alternativo y cuatro escenas eliminadas, se han cargado un montón de trocitos de la película, lo que para un fan de la película y de su doblaje en castellano sería casi un intercambio de escenas eliminadas (aparte de una cutrez que han incluido sin doblar en la escena del molino). Y nada mejor que unos videos de comparación a lo cutre cámara digital.

Escena original (en DVD alemán)

Escena recortada (en BD español)

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El Supergrupo y un retorno no tan «super»

Una declaración de buenas intenciones; un ejercicio de la nostalgia de la que ya hablábamos en la entrada anterior; un genial, aunque de popularidad justita, tebeo de los 80, parodia de Superman y firmado por un tal JAN; y la Navidad y la mercadotecnia sin escrúpulos. Es en este marco en el que la, cada vez con peor futuro, editorial española EDT, antes Glènat España, publica un tebeo titulado El Supergrupo: El Superretorno, con F. Pérez Navarro «Efepé» en el guión y Nacho Fernández en los lápices.

Supergrupo antes y despuésA la venta desde el 21 de diciembre de 2012 por 12 eurazos euros, cualquier fan de las historias de Super López en los 80, bien se lo comprará por si mismo, o bien lo recibirá como regalo de navidad, que si ha salido justo en estas fechas con un formato tan «bonito» no creo que haya sido casualidad.

¿Qué por qué pongo una foto del nuevo álbum junto a los clásicos de los 80? Si el Jaime Bores de la blogosfera a.k.a. Manu, o la mercenaria «periodista» maciza de los videojuegos @Plastidecor, o @GinaTost, o como coño se llame ahora esta tipa que en el año 2004 probablemente no sabía ni quien era Shigeru Miyamoto, muestran sus pertenencias para molar más, ¿por qué no voy a hacerlo yo?

Bien, volviendo al asunto principal, el Supergrupo fue una idea paródica que se gestó en los tebeos de Super López de los años 80, convirtiéndose en una de las historias más exitosas del personaje. El guión de esas viejas historias no fue obra de JAN, sino de un tal «Efepé», esto es, Francisco Pérez Navarro, actual autor de El Superretorno. Pero en esta ocasión no es el querido e insustituible JAN el que se encarga del dibujo, sino el, en mi humilde opinión, mediocre Nacho Fernández, dibujante de esas ahora añejas historias de Dragon Fall que le lanzaron a la fama.

EDT, en un intento de explotar el consumo navideño y el recuerdo de aquel Supergrupo, nos ha sacado a la venta un álbum de tapa dura enorme y con una portada muy atractiva por 12 euros. El problema es que el álbum sólo tiene 48 páginas, de manera que si lo hubiesen lanzado en un formato tebeo de tapa blanda, como fueron concebidas las historias en las que se inspira, podría haber costado perfectamente 3 euros y no nos sentiríamos todos tan engañados.

Otro de los problemas es que no se en manos de quién estarán ahora los derechos de Super López, si de JAN o del grupo Zeta, pero este personaje, uno de los principales motores que hicieron triunfar las historias de los 80, precisamente por cuestiones de derechos, no aparece en este retorno ni por el nombre. Y se nota, vaya si se nota.

Por otro lado está el pobre Nacho Fernández, que en 20 años apenas ha evolucionado o mejorado en nada, y que con ese trazo rápido y cutre que siempre le ha caracterizado, ahora «a todo color», no puede estar a la altura de JAN, y aunque las historias de éste tampoco eran un dechado de color, se echan de menos detalles como la boca sangrante y los dientes rotos del Capitan Hispania, o las minuciosas demoliciones, ladrillo por ladrillo, del Bruto, y se echan de más las tramposas nubes de pelea que ocupan viñetas demasiado grandes de manera muy vaga. Y es que Nachete no es Sergio Aragonés, ni Stan Sakai, ni JAN, y se nota, vaya si se nota.

Supergrupo interioresPor su parte, «Efepé», conserva el sentido del humor y nos da buenos momentos de risa y de sonrisa, especialmente durante el casting para la incorporación de nuevos miembros al Supergrupo. Quizá hace demasiadas concesiones a aspectos de actualidad que pueden envejecer mal, pero eso queda en manos del tiempo.

Todo ellos nos deja un tebeo interesante, especialmente para los viejunos de 30 años, pero que flaquea en el dibujo y engaña con su inflado precio, que va claramente cargado en la presentación y no en el contenido. Porque 48 páginas son muy pocas y al Supergrupo nadie le toma el pelo…

Supergrupo

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30 centímetros [… o menos] y el tráfico de nostalgia

Más de 3 años después de mi última entrada, MSN Messenger, principal proveedor de público de este intento de blog «subcultural», ha muerto. No obstante, la nueva y excepcional entrada que introduce este texto trata también sobre un libro monográfico, o al menos intento de serlo, que explota la época navideña y, colateralmente, el ataque de nostalgia que invade en los últimos años a treintañeros e incluso cuarentañeros; se trata de 30 centímetros [… o menos], ya a la venta por unos módicos 23,95 euros, de parte de Diábolo Ediciones, y como reza en su web, «el regalo perfecto para hacer féliz a tu pareja estas navidades«…¿?

30 Centímetros cubiertaEl autor, Guillem Medina, siguiendo la estela iniciada con los «libros» de Oscar Lombana Papel y Plástico, que son basicamente collages de fotos de objetos pop de los años 60, 70 y 80 vendidos a precio de monográfico de lujo de la Taschen, nos «regala» aquí su nada más y nada menos que tercer libro de referencias pop nostálgicas, tras otros dos libros titulados respectivamente Abuelito, dime tú y Mi mono Amedio y yo, sobre las series de carácter infantil emitidas en España en las décadas ya mencionadas. Y digo tercero por no contar su coautoría en los dos libros titulados Toyland, más de lo mismo pero en el ámbito de las muñecas de juguete. Afortunadamente, y visto lo visto, no he comprado ni leído ninguno de ellos; ¿y por qué digo afortunadamente? a eso vamos.

La cubierta del libro es clarificadora, «50 años de muñecos de acción articulados«. Ahora bien, el libro tiene 272 páginas, de manera que si se piensa fríamente, tal afirmación es muy atrevida, si entendemos por 50 años el período que va de los años 1950 a 2000. Pero no hay nada mejor que echar un vistazo al índice para ver sus contenidos:

30 cm índiceAquí empiezan los problemas, omisiones imperdonables e inexplicables que incluyen figuras como Transformers, Starcom, Thundercats, Tortugas Ninja, Los Caballeros del Zodíaco, y en general cualquier figura comercializada por Bandai en los 80/90 (Power Rangers, Jiban, Winspector, etc). Es de esperar viendo que de 272 páginas que contiene el libro, casi 100 de ellas son dedicadas sin ningún tipo de complejo a la figura favorita del autor del libro y de sus «fuentes», Madelman.

Madelman Esta figura tan famosa en los 70 se come practicamente el libro entero, con multiples subsecciones que en otras series de figuras son resumidas en simples listas de texto o en un par de frases. Esto supone páginas dobles que describen exhaustivamente (y aburriendo al personal) los atuendos de cada Madelman y los contenidos de cada caja de equipo. Un auténtico tour de force de sombreros stetson, cinturones y pantalones y camisas de colorines de Madelmans, que habría permitido llamar al libro sin pudor, Madelman, su estilismo, y otros muñecos de nuestra niñez.

DSCF1648DSCF1649En cualquier caso,  esta sección no se libras de defectos generales del libro, como por ejemplo, una falta de separación clara entre secciones, la inexistencia de notas al pie de foto, o la falta de referencias en el texto a lo que estamos viendo en las fotos que lo acompañan (perfectamente una foto puede mostrar un contenido del que se habló dos páginas atrás y no nos enteraremos). Aunque como si de una broma se tratase el autor incluye los números de referencia de los productos que aparecían en los catálogos promocionales de la época, lo que debe ser muy útil si los tienes a mano, que va a ser que no.

DSCF1645No conformándose con la apología descarada de Madelman, y sabiendo de las omisiones inexplicables que se dan en el libro, otra de las tendencias claras es la de mostras figuras de producción nacional, dedicando apartados a series anecdóticas, como Dani Bravo, o claramente cutres, como Beastrons, pero claro, de orígen español.

DSCF1657Algunos pensarán, «en las omisiones no ha citado Star Wars porque es imposible cometer tal crimen». Bien, como si estuviese omitida, ya que la casa Kenner y sus montones de series distintas de figuras, incluyendo la popularísima e inabarcable Star Wars, es despachada en una sección de 6 páginas, pim, pam, y a otra cosa, que hay que seguir sacando libros a 20 pavos.

DSCF1655Juro que el propio autor manifiesta en el libro, para quitarse el muerto de Star Wars de encima, «ya se ha publicado mucho al respecto». Sin comentarios.

Este tipo de «no-omisión» también podría aplicarse a la manera en que se enfoca otra serie clásica como el G.I. Joe serie A Real American/Action Hero, producido entre 1982 y 1994, liquidado en un par de columnas y tratado de forma algo despectiva.

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Quiero pensar que gran parte de estos defectos, aparte de la falta de bibliografía, se debe a que las únicas fuentes del libro han sido los coleccionistas (y sus colecciones) que se citan en los agradecimientos finales del libro, y que a todas luces pintan edades superiores a los 40 años. Gracias a ellos podemos gozar de excelentes fotos de figuras de acción clásicas, pero haber contado con coleccionistas más jovenes podría haber ayudado, quizá, a evitar las molestas y reiteradas omisiones, y enriquecer el libro.

Mención aparte requiere, por la parte que me toca, el capítulo de Masters del Universo, que por alguna razón, quizá por ser el último, está escrito de forma deleznable, lleno de chistecitos sin gracia y errores de libro que no hacen sino hacer perder la poca credibilidad y profesionalidad que pueda tener el autor. Y para muestra una última imagen…

DSCF1661Un aspecto «anime» sacado de la manga para una serie, MOTU 200x, que SI se emitió en España a través de Fox Kids, y cuya serie de figuras SI llegó a España y se vendió en juguterías y grandes almacenes como cualquier otro juguete.

En conclusión, un libro no recomendable por su precio, que hará disfrutar por sus fotos y llorar por su contenido escrito y estructura.

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Generación Dragon Ball

Fue en diciembre cuando un par de jovencitos decidieron sacar a la venta un libro dedicado a Dragon Ball, titulado "Generación Dragon Ball" no había mejor época para vender un libro de este tipo, y como no, estando yo en Madrid y habiendo sido fan incondicional del anime (OVAS y serie) y el manga, no pude resistirme a comprarlo tras comprobar en sus primeras páginas que no era otro aburrido proyecto de recopilación de datos como lo fue "La Biblia de Dragon Ball", sino que parecía una especie de ensayo sobre su historia e influencias en España.
 
 

Sus autores son Daniel Quesada de la Cámara, colaborador habitual del catálogo/revista de videojuegos Hobby Consolas, y Jacob García Alcarría, un ingeniero superior aeronautico colega del anterior, engañado de alguna manera para currar en el proyecto. Ambos nacidos en los 80, de lo que se deduce que vivieron el boom del fenómeno con unos 10 años de edad, lo que no es muy halagüeño si estamos intentando leer un texto objetivo y justo sobre Dragon Ball.

El libro empieza con unas bonitas dedicatorias y prólogos, aunque el prólogo de un tal Miguel Ángel Martínez (no tengo el libro a mano para confirmar, cosas de las distancias) es el mejor de todos, por no decir lo mejor del libro. Luego pone las bases, habla de la serie animada, los problemas y anécdotas de su doblaje en un país con tantos idiomas como España, de otras series animadas, japonesas y no japonesas, que tuvieron, antes o después de Dragon Ball, efectos sociales similares (incluidas las que compartieron cartel, como "Los Caballeros del Zodíacos"), de merchandising casposo "made in Spain", de sus videojuegos, e incluso aclara el caos editorial que reinó sobre el manga publicado en España diferenciando todas sus ediciones (serie blanca, serie blanca 2ª edición, serie amarilla, serie azul, serie roja, serie roja 2ª edición, tomos y Ultimate Edition; aclaración que me recordó en cierto modo a mi vieja y aburrida entrada sobre Alita). Todo adornado con un par de interesantes entrevistas a dobladores, algo de material gráfico en blanco y negro, y unas cuantas ilustraciones, algunas un poco ridículas.

 

El contenido, así a primera vista, le da un carácter interesante al libro, y de hecho lo es, porque añade datos y contenidos interesantes. Pero examinado a fondo se le pueden achacar muchos defectos, empezando por su estilo, que utiliza un tono tan informal que da la sensación de estar leyendo una entrada de mi blog, o incluso peor, gracias al abuso de bromas absurdas (lo de viajar por el tiempo con la maquina de Trunks es de vergüenza ajena) y al uso de argot ("¡Cómo molaba!", y cosas  por el estilo). Así es imposible que una persona con más de 16 años se tome en serio el libro, convirtiéndolo en un libro que sólo pueden tragarse los que vivieron Dragon Ball de pleno, y aun así con reticencias por parecer que se están dirigiendo a un niño de 12 años. ¿Será que a Daniel de la Cámara se le ha pegado el estilo HC?

 

Otro defecto es la cantidad de páginas que dedica a la comparación con otras series. Si bien con las que fueron contemporaneas es algo que procede, dedicar el mismo espacio, o más, a Naruto que a Los Caballeros del Zodíaco, no encaja bien dentro de lo que parece la temática principal del libro. Por no mencionar dos omisiones imperdonables, Kimagure Orange Road (o "Johnny y sus amigos") y Kabuto, especialmente KOR, una serie emitida por Tele 5 a principios de los 90 y que tuvo y tiene multitud de seguidores entre los que me incluyo (aunque no esté comprando la reciente edición en tomos de Glenat); Kabuto fue una serie ambientada en el Japón feudal que se emitió siguiendo la estela de Caballeros del Zodíaco, pero que duró aún menos en pantalla por su gran violencia, así como por su simbología mal entendida (la nave de Kabuto en forma de esvástica fue demasiado para los papás). Estas omisiones son imperdonables en cuanto que fueron series que tuvieron éxito, llegando a editarse el manga de KOR por Norma Editorial y editarse una OVA (sin censurar) del mismo por Anime Video. En el libro se habla de Campeones, Chicho Terremoto, y plaf, de ahí a Evangelion, 6 o 7 años de historia desaparecidos sin dejar rastro.

 
Si alguien me lo quiere regalar, ya sabe donde estoy…

Y este defecto anterior es especialmente reprochable cuando al merchandising casposo le dedican una cantidad industrial de páginas. Es sorprendente ver como se pueden dedicar más páginas a hablar de los tazos de Matutano que de "La Panda de Julia". Y es que para recordar los sandwiches de Nocilla y los episodios de Dragones y Mazmorras, casi es más recomendable otro libro llamado "Papel y Plástico" de Oscar Lombana, que sin engañar a nadie, trata con mucho sentido del humor la iconografía infantil de finales de los 70 y 80.

 

Aparte está lo aséptico que es el libro en todo momento. No hay ni una crítica dura, si acaso algo de sarcasmo blandito; pero las cosas como son, y si el doblaje de la serie fue una mierda pinchada en un palo, se reconoce y punto, por mucho que todos recordemos con nostalgia el uso de la "Onda Vital". Esta asepsia también incluye la sospechosa omisión de mención alguna a los programas p2p, aunque si es cierto que se deja entrever su posible "ilegalidad", lo que es muestra de una hipocresía brutal, cuando series como Naruto, de la que los autores son fans reconocidos, sin los intercambios p2p, no serían nada ni habrían llegado a licenciarse para su emisión en España. Casi me atrevería a decir que sin los programas p2p, el anime no tendría ni la mitad de importancia que tiene ahora. Pero nada, dejemos que RBA nos cuele a precio de oro su puta mierda de edición de Ranma 1/2 en DVD sin rechistar, y mientras que se tache de "posibles" delincuentes a unos cuantos verdaderos amantes del anime que pierden horas y horas de su tiempo sin ningún ánimo de lucro para fansubear series que a veces se convierten en éxito, y otras veces no.

En cualquier caso, es alentador ver que es posible que un libro como este pueda llegar al mercado sin que sea necesario que se estrene una película para sacar la rentabilidad máxima (si bien el estreno de la patética película Dragon Ball es inminente), y deja esperanza para ver otro libro con la misma temática que pueda ser leído con interés incluso por un señor de 45 años que no siguió la serie después de salir del cole.

 

De precio está ajustadillo, unos 15 euros creo recordar, así que los frikis (Daviiid, que te veo), ya sabeis. Y dad gracias a que no he decidido hacer fotos de material de mi colección privada como hice en la entrada de Alita, aunque la colcha que tengo ahora en Madrid es más visible que la que salió entonces en aquellas fotos…

 
P.D: Que campeón soy, una entrada tres meses después de la anterior, y encima sobre un coñazo que interesa a cuatro gatos. Se agradecerán los comentarios.
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Periodicuchos, columnas de opinión y gafapastas

 
Nacieron hace unos años, y se han extendido como la peste; se trata de los periódicos gratuitos, desde el 20 Minutos hasta el Metro Madrid, pasando por las ediciones de carácter latino que también han proliferado en los últimos años en una muestra muy apreciable de endogamia étnica. Estos periódicos, de los que se rumorea que algunas de sus noticias son inventadas, suelen tener una vida corta, y al final de la ajetreada jornada, suelen encontrarse tirados por cualquier lado, siendo en Madrid el sitio más habitual de deshecho la grandiosa red de Metro.
 
Casualmente, disfrutando de la tumultuosa Navidad de Madrid, en uno de mis largos viajes nocturnos por el Metro desde Peñagrande hasta Antón Martín, pude paliar mi aburrimiento con una triste y arrugada edición de ADN abandonada en un asiento de uno de los vagones. Noticia por aquí, noticia por allí, y llego a la sección de "Televisión & Radio", donde un señor híbrido de "nerd" y gafapastas recalcitrante, cuyo nombre es Daniel R. Caruncho, tiene reservada una esquinita para crear opinión llamada "La Mía"… su sección u opinión, supongo.
 
        

 
Este es el intelectual del que estamos tratando, pero de todos modos lo que nos interesa es el texto de su sección con fecha 19.12.2008, con título "Chapas, bicis y gordos", que es el siguiente:
 
"Uno: el chaval está jugando a las chapas tan feliz, pero un amigo le hace ver que, hombre, que cómo se le ocurre, que a eso se juega con la PSP. Y, ale, el niño coge la consola y pasa a un salón con varios PSPabducidos más que se están dejando los pulgares con el Playchapas.
Dos: un ninó pedalea. Hasta aquí todo normal. Pero pedalea enchufado a una tele que escupe paisajes virtuales. Se trata de Smart Cycle, la bici estática de Fisher Price que se vende como el gran invento para combatir el sedentarismo infantil. Ojo.
Tres: los dos anuncios de videojuegos me dan un poco de miedo, me hacen pensar en otro producto estrella de esta Navidad: la (genial) película Wall.E, donde los humanos aparecemos como bolas de grasa sin vida, incapaces de apartar la mirada de la pantalla de la butaca. Marionetas de nuestros gadgets cibernéticos."
 
Y esto es lo que opina un señor sobre la televisión y la radio, en un acto de significante cinismo, y gracias a que habrá visto los anuncios mientras intentaba opinar algo sobre el programa "Alto y Claro" de Telemadrid o sobre las confesiones de "Gran Hermano" o las bragas de Mercedes Milá. No hay nada más sensacionalista (y fácil), especialmente en Navidad, que arremeter contra los videojuegos; aunque todo sea dicho, este señor confunde la velocidad con el tocino, porque considerar videojuego el producto de Fisher Price, es como considerar libro el reverso de la caja de cereales.
 
Primero analiza el anuncio de Playchapas de manera bastante diabólica, haciendo parecer que un niño, recio, fuerte y musculado gracias al ejercicio que supone estar en cuclillas o tirado por el suelo jugando a las chapas, es insultado por otro que le arrastra a una habitación llena de "PSPabducidos", le engancha unos cables al cerebro, y el niño de atléticas y desconchadas rodillas, queda totalmente alienado por el videojuego, imposiblitando que vuelva a llevar a la práctica el "deporte" de las chapas reales. A todo esto hay que decir, sarcasmos aparte, que en el anuncio, simplemente, a un chico le animan a jugar con otros chicos más mayores que están recordando su infancia gracias a la recreación del antiguo juego de las chapas.
 
 
Después coge el anuncio de Smart Cycle, confunde juguete electrónico con videojuego, y hace más o menos lo mismo. Siempre será mejor soltar al niño con el triciclo en medio del chalet o por el parque más cercano… ¿que no tienes chalet, ni parque ni tiempo de ir al parque porque trabajas 10 horas al día de lunes a domingo? Te jodes, aliena a tu hijo con Smart Cycle.
 
  
 
Por último, y pensando en los "mensajes" de la película Wall.E (este señor creo que ve las películas corriendo en cinta andadora, y ni en ese caso sería coherente con su sección ni con su opinión), muestra su miedo a la esclavitud tecnológica y a que nos convirtamos en bolas de grasa. Que conste que en Wall.E los seres humanos han modificado su estructura òsea por problemas con la presión y que lo que realmente ha inhablitado la tecnología es la capacidad para relacionarse y sentir, pero en el artículo quedaba mejor lo de "videojuegos = gordos".
 
 
Esperemos que la próxima vez lo que vea sea un anuncio de teléfonos móviles, bastante más alienantes la verdad, o del último libro de Ken Follet y utilice el término "Folletabducidos". Y es que en exceso, podemos ser marionetas de todo, y no sólo de los putos videojuegos, coño ya.
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Esto es un cuchillo

 
Por fin, después de meses y meses buscando en Youtube y el desvergonzado Dailymotion, algún enfermo ha colgado el fragmento que yo quería de la película Wolf Creek para hacer la comparación graciosa y seguir incrustando aquí videos desagradables.
 
 
¿Que no os suena de nada la película? Pues tuvo una interesante campaña promocional en la que los gurús Quentin Tarantino y Robert Rodriguez decían cosas bonitas sobre ella (lo que no se es si lo decían a cambio de nada o a cambio de ciertas cantidades de dinero). No recuerdo que decían, seguramente lo típico de "lo más terrorífico de los últimos veinte años" y chorradas por el estilo porque la productora sabe que ningún ser humano puede hacer una evaluación digna de los últimos 20 años en unos instantes. En fin, muchos carteles en el Metro (si, aún estaba en Madrid, snif) pero la película no hizo ningún ruido y se fue derecha a los videoclubs y los circuitos p2p, que es donde realmente se ven estas películas (que en los municipios pequeños ni las huelen).
 
Como siempre, y para acabar rápido, hago mi propia sinopsis, que será pésima: tres jovenzuelos, 2 chicas británicas y un chico australiano, deciden irse de excursión por la Australia profunda a visitar un cráter, o coso geológico similar, llamado Wolf Creek. El coche en el que viajan acaba jodido y reciben la ayuda de un extravagante habitante de la zona que no parece estar muy bien de la cabeza… originalidad al poder porque todo el mundo ya debería saber que a los chavales no les va a ir muy bien, y no porque no vayan a tener agua corriente para ducharse en casa del señor que les recoge.
 
El asunto consiste en que la película se desarrolla en Australia, y lo primero en lo que piensa cualquier mortal cuando se le habla de Australia, probablemente sean los koalas, los canguros y… ¡¡Cocodrilo Dundee!! Si, esa gran película con un viejuno Paul Hogan haciendo de paleto australiano en medio de Nueva York y sirviéndose de un montón de gags a estas alturas ya más que caducados. Pues bien, los protagonistas de la película, como buenos veinteañeros, no son una excepción, y cuando aún están de buen rollo con el paleto que les recoge, deciden bromear con el también famosísimo gag del cuchillo, que paso a incrustar a continuación…
 
  
 
Jojojo… mmm, ya no tiene tanta gracia como en los 80. En fin, que el chiste es tomado de una forma libre en la película de terror, y haciendo su propia versión nos deja una escena bastante escabrosa a la vez que encantadoramente morbosa, en la que el paleto devuelve la broma que le hicieron unas horas antes los jovenzuelos sobre ser un paleto australiano en medio del desierto.
 
  
 
Ufff, esos deditos. Para quien se lo pregunte, la película es terror de videoclub con bajo presupuesto, así que la chica no consigue que le vuelvan a reimplantar los dedos y no vuelve a salir de copas los viernes por la noche.
 
Todo esto para hablar de una buena película de terror y ver como de alargada es la sombra de Cocodrilo Dundee.
 
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Let’s go away

 
No hace mucho mi padre me consiguió unos cuantos juegos de la consola Sega Saturn, muy probablemente salidos de un armario abandonado, un desván polvoriento o, en el peor de los casos, de un cubo de la basura, que es donde suelen ir a parar este tipo de artículos hasta que un tipo como yo pregunta por ellos y el propietario sufre de un ataque de hipernostalgia que le conduce a querer que le entierren con ellos.
 
Pero entre toda la morralla que venía en el pack, había un juego que sobresalía por su carisma entre todos los demás, a pesar de ser tan común o más que los otros. Ese juego era el perenne, y siempre recordado por la muchachada noventera habitual de los salones recreativos, Daytona USA.
 
 
Un juego nacido en los salones arcade, famoso por sus posibilidades multijugador, las cuales disfruté yo mismo en compañía de mis dos amigos, David y Héctor, habituales de lo que ahora se llama SolPark en la Puerta del Sol de Madrid. Hasta cuatro tíos se podían sentar a jugar a la vez, y en la Vaguada, allá por el año 1994, pude ver hasta 8 asientos interconectados. Algo imposible de olvidar, a pesar de que en los tiempos del juego online, donde hasta 16 tíos se lían a tiros en un mismo mapa, suene ridículo.
 
 
La versión para Saturn no cuajó por no poder mostrar ni de lejos la espectacularidad de la máquina, pero ahí quedo como posibilidad de disfrutar sin pagar, cada vez que querías jugar, de un entretenido juego de coches basado en la licencia NASCAR. 
 
Viendo la nostalgia que me invadía,  no pude evitarlo, conecté la Saturn para ver si el juego funcionaba, ya que por su estado parecía haber sido utilizado para espantar a las palomas colgado en un balcón o como posavasos. Alegría la mía cuando vi que el juego arrancaba y podía conducir una vez más a 220 kilómetros por hora con cambio automático de marchas por un circuito caracterizado por un Sonic tallado en la piedra al más puro estilo del Monte Rushmore. Después me tocó trastear por lo menús del juego, y en opciones, para colmo de la nostalgia, había un banco de pruebas de BSO, donde poder escuchar las canciones incluidas en el juego. Si, esto, la BSO original, que ahora sólo algunos juegos incluyen como un extra que hay que agradecer después de pagar 70 euros, era algo normal por aquellos tiempos, ya fuera en el menú del juego, o bien en el propio CD como pistas de audio cuando el CD empezó a ser el formato estandar.
 
Y entre toda la selección de la BSO original destacaba con luz propia un simple tema, "Let’s Go Away", que era la música que sonaba mientras la pantalla del juego mostraba el eterno "Insert Coin" y lucía una demostración de una carrera. En los salones recreativos, con tantas máquinas puestas, normalmente no se escuchaba nada de nada, pero ese tema de Daytona, tan agudo, pero sin ser molesto, era de lo poco que se escuchaba, y se grababa a fuego en el cerebro de cualquier adolescente que pasara allí más de una hora, siendo yo uno de estos adolescentes.
 
Quizá el tema sea una mierda pinchada en un palo, pero ya sabeis que la nostalgia deforma todo tipo de percepción, así que no podía dejar de incrustar la canción por aquí, tanto la versión de la introducción de la máquina, como el tema original, más largo. Nunca se pueden olvidar los grandes clásicos.
 
 
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MierdaPlayer

 
Hace aproximadamente unos 16 años, cuando la Wii y la Nintendo DS eran sólo ciencia ficción, las consolas de videojuegos experimentaron una edad dorada que nada tuvo que envidiar al fenómeno de masas que vivimos actualmente; todo el mundo conocía la Game Boy y el Tetris, todos los chavales querían tener una Super Nintendo o una Mega Drive, y la mayor parte se conformaban con una Nintendo o con una Master System. Como efecto colateral del fenómeno surgieron un montón de revistas dedicadas al asunto, es decir, juegos de consola, siendo encabezadas por una revista, que todavía hoy sigue siendo lider en este campo, llamada Hobby Consolas, editada por Hobby Press, una editorial que ya tenía cierta experiencia gracias a una revista de formato inolvidablemente grande denominada MicroManía.
 
 
Primero fue Hobby Consolas, y detrás fueron otras como TodoSega (sólo para consolas Sega), Nintendo Acción (lo mismo de antes pero para Nintendo, eran los comienzos del fanboyismo), Super Juegos, Super Consolas, OK Consolas, MegaSega o Mega Force, por decir algunas que tengo en mente, y que seguramente sean las más célebres de por aquel entonces. Todas tenían características compartidas: corte infantil, breves noticias y avances, "críticas" de juegos generalmente puntuadas sobre 100, listas de éxitos y recomendaciones, y secciones de trucos. Detalle arriba, detalle abajo, practicamente todas eran lo mismo y todas querían sacar tajada de la fiebre que se sufría con las consolitas de los niños.
 
Desafortunadamente para todas ellas, la fiebre pasó, los chavales crecieron, encerraron sus consolas en los armarios y se fueron a coger borracheras y a "pillar cacho" en la RKO o derivados, con lo que la mayor parte de las revistas se comieron un mojón y tuvieron que cerrar sus puertas porque ya no había público. Esto depuró un poco el saturado ambiente, que atufaba a mierda periodística que echaba "patrás", y la verdad, fue de agradecer. Aun así, perduraron revistas como la omnipotente y omnipresente Hobby Consolas, y la siempre agonizante Super Juegos, mientras que de vez en cuando algún atrevido sacaba alguna nueva revista dedicada a los nuevos aparatos que iban saliendo, para cerrar antes de un año por falta de ventas. No había público, estaba en los parques meándose en los árboles y enrollándose con la Jenny más pedo que Alfredo.
 
 
Y así se mantuvo la situación, hasta que Nintendo decidió que a los "comecocos y marcianitos" podía jugar todo el mundo, hasta la abuela Manola, y con su Wii acompañada del regulero pero simpático WiiSports, y su DS y su simple Brain Training, junto a una aplastante campaña de marketing, convenció a todo bicho viviente de que los videojuegos eran divertidos y de que los comecocos ahora no eran socialmente marginales, inventando términos tan "cool" como "Touch Generations". No obstante, no se nos olvide reconocer el valor de promotora de Sony con su Eye Toy y su Singstars, e indirectamente con su eterno Pro Evolution Soccer (que va ya por la octava entrega, que Dios nos pille confesados).
 
Resultado, el público vuelve, y esta vez multiplicado por tres, ya que ahora también juegan los que pillaban con la Jenny, los habitantes del geriátrico y los maduretes "progres", de modo que también vuelven las revistas oportunistas a por su trozo de pastel (tan oportunistas como pueden serlo las revistas sobre wrestling). Pero entre todas las publicaciones de videojuegos que abarrotan ahora los kioscos de prensa, hay una sumamente reciente que destaca por encima de toda las demas y que es la verdadera detonante de esta entrada de la que sólo leerán más allá de la mitad… nadie (si has llegado hasta aquí, enhorabuena).
 
La revista en cuestión es "MarcaPlayer", y si, tiene que ver con los de Marca. Ultimamente estoy leyendo interesantes publicaciones como EDGE o Xtreme Superjuegos, y me picaba la curiosidad los contenidos de esta nueva revista, que a lo mejor se dedicaba a seguir las tendencias independientes de las otras dos. Por 1,90 euros no me podía resistir. Lo malo llega cuando la coges y ves que tiene el grosor de una guía QDQ o más… mmm, mal rollo, suena a buffet libre, "coma comida en gran cantidad, pero no se queje de la calidad de la misma". También pensé en que tanta página seguramente se financiaría con mucha, mucha publicidad.
 
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Finalmente me atreví a abrir la revista y comenzar a leer. La primera de mis suposiciones se convirtió en hecho, la revista tenía más publicidad que la Vogue (no hay más que ver la motomalota que regalan anunciada en la esquina inferior derecha, en plena portada), siendo la participación más importante la de Burger King. Nada que sea especialmente malo si con ello se consigue financiar unos contenidos interesantes… pero no, el contenido es paupérrimo hasta el punto de hacer parecer a un panfleto publicitario como la actual Hobby Consolas un fanzine hecho por cuatro colgados de los videojuegos. A saber: textos minúsculos contando poco más que la sinopsis y los controles de los juegos, muchas fotos, y muchos números tontos, en una maquetación que parece una montaña rusa de lectura donde uno no se aclara dónde empezar a leer o qué coño leer; un afán por intentar analizar todo lo salido en los tres últimos meses que lleva a no poder dedicar más de 10 líneas de texto a ningún juego, dando más la impresión de ser un catálogo que una revista sobre videojuegos; y la guinda, una ridiculísima lista al final de la revista, intentando recopilar todos los títulos de todos los sistemas actuales, algo así como intentar contar estrellas.
 
Aparte, ningún juego parece ser malo para esta revista, y cualquier atisbo de defecto se relativiza con términos como "algo" o "un poco", no vaya a ser que se escandalice la distribuidora que da los juegos gratis e invita a fiestorros. Esto, y preguntar al tío de la tienda uno por uno en que consiste tal o cual juego, viene a ser casi lo mismo, porque comparten el mismo interés: VENDER.
 
En resumen, penoso, así que esperemos que dentro de un par de años la fiebre haya pasado, que la situación se estabilice, y que este cagarruto mediático que es MarcaPlayer, desaparezca.
 
P.D: Mis entradas y hablar solo empiezan a ser casi lo mismo, máxime cuando todo el mundo minimamente interesado en leer un blog está en blogspot o en Facebook; pero yo erre que erre con la mierda del Windows Live, ya no se si es constancia o gilipollez.
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